lunes, 27 de abril de 2009

Cuando un café y unos cigarrillos se encontraron...



Hace treinta y nueve meses, un café y unos cigarrillos comenzaron a compartir mañanas, tardes y noches de alegrías, llantos, sueños, risas, conversaciones (infinitas), deseos, rabias, besos (infinitos), cariños, enojos, miedos, promesas, miradas y complicidades que se confunden en medio de calles, bares, parques, playas, casas, camas, y van creciendo y avanzando a un ritmo que a veces asusta, pero que la mayoría del tiempo satisface y hace sentir que todo está completo y perfecto con (para algun@s) tan poco.

Hace treinta y nueve meses un café y unos cigarrillos se atrevieron a abandonar lentamente sus espacios, para comenzar a crear uno común. Hoy, justamente, se cumplen treinta y nueve meses desde que esos cigarrillos dijeron "te quiero" a un café que jamás imaginó ni esperó escuchar esas palabras, aquella noche.

Desde ese día la historia ha avanzado mucho, tal vez el café es menos amargo y los cigarrillos menos nicotinosos, pero siguen siendo ellos, mejorados y complementados, con su nuevo y propio lenguaje, con su nuevo y propio espacio con su nueva y propia forma de habitar la ciudad.

T. F. I. A. M

Gracias por compartir este habitar conmigo



domingo, 26 de abril de 2009

Una mañana de domingo

Mañana de domingo en Concepción, Chile, y yo -ñoñamente, por supuesto- figuro escribiendo mi primera entrada en mi primer blog -y, de hecho, mi primer acercamiento a una propiedad en el ciberespacio-. ¿La(s) motivación(es)? Primero, una posible salida del país que, de concretarse, me exigirá amigarme con estos medios para mantener contacto con estas latitudes. Así que mejor ir adelantando trabajo.
En segundo lugar, luego de visitar páginas de diversa índole, me he dado cuenta que tod@s tienen/tenemos "algo" que decir/escribir con respecto a todo y, ya que en innumerables ocasiones me he encontrado con "algo" dicho/escrito que me ha parecido desde discutible hasta éstupido o desde simplemente brillante hasta aceptable, me di cuenta que por este medio era posible expresar ese "algo" mío, discutible, estúpido, brillante (lo dudo!) o aceptable, pero siempre mío -y, por lo mismo, tuyo- acompañada de mi café y tus (l) cigarrillos.