martes, 7 de septiembre de 2010

Cuesta, pucha que cuesta dejar atrás cuatro años de historia en común. La verdad siempre supe que yo sería la última en irme, pero no pensé que me demoraría tanto. Ha sido un proceso tan complejo. Tengo tantas preguntas sin responder, pero tampoco quiero hacerlas porque sé que la(s) respuesta(s) dolerán aún más. Y ya me estoy cansando de "sufrir" de hecho no me gusta esa palabra, es tan de víctima y en esta historia las dos cometimos errores. Tomamos malas decisiones y ahora sólo queda asumirlas.

Lo único que espero es que algún día la nostalgia ya no venga, que se le pierda mi dirección, porque al final es sólo eso: nostalgia de lo vivido, de lo que tuvimos y perdimos y que pucha que era bacan.

Cuando leo esa entrada que escribí antes de irme, en donde tenía miedo, parece una profecía, mi profecía autocumplida. Ahora sólo me queda esperar lo que me depare el destino y disfrutar del rumbo que van tomando las cosas.

Estar alona tampoco está tan mal :D